sábado, 21 de junio de 2014

4- Estofado: meloso o pastoso

El fuego crepitaba y el estofado (meloso o pastoso, según a quien se le preguntase) burbujeaba en la olla desprendiendo un agradable olor que incitaba a devorar con desenfreno.
Sin embargo, pocos estaban pendientes de la comida, cosa que más tarde más de uno más tarde lamentaría. Todas las miradas estaban fijas en el hombre que dormitaba agotado en uno de los camastros improvisados que se habían hecho para pasar la noche al raso.

Denzel fue el primero que rompió el silencio.

-          Creía que había muerto con los demás –empezó a decir, siendo el que más cerca del fuego estaba sentado- Me alegra ver que por lo menos alguien se pudo salvar
-          Quién sabe, puede que haya alguno más – comentó Dante, que estaba junto al soldado puliendo alguna de las espadas

Víctor, sentado a la derecha de Denzel, le echó un par de miradas desconfiadas a un Pasku profundamente dormido, que si no roncaba, era porque su cuerpo no tenía energía para ello.

-          Yo lo aprecio como el que más –dijo, en un tono seco- pero si mal no recuerdo, estamos buscando a un traidor
-          ¿Y crees que es él? –dijo Dante, arqueando una ceja y en un tono de incredulidad poco disimulado- Sinceramente, yo antes sospecharía de mi mismo
-          No tiene mucho sentido que sea él –dijo Hawk, que estaba de pie junto al fuego- No parece que lo hayan cubierto de oro, precisamente. Además, he visto carteles en algunos sitios con su cara
-          No me gusta desconfiar de él –continuó Víctor- también es amigo mío. Pero no es muy inteligente olvidar que alguien nos vendió y que ese individuo sigue por ahí. Podría ser cualquiera.
-          Si, podría- dijo Bardo, echando una ramita al fuego, que crepitó con más fuerza- O podrías ser tú, intentando que desconfiemos de él para librarte. O podría ser Hawk. ¿Pero qué vamos a hacer? ¿Desconfiar los unos de los otros y dormir siempre con los dos ojos abiertos?

Víctor frunció el ceño y apoyó su barbilla en su mano, con el codo en la rodilla. Su expresión no era la de alguien molesto por los comentarios de su compañero, sino la de alguien que aún tiene demasiado presente una herida que ni siquiera ha empezado a sanar.

-          Yo sólo digo que no podemos ser tan estúpidos de nuevo- el tono era menos seco, algo más relajado, pero algo en su voz indicaba a los demás que sus pensamientos eran lóbregos- No son solo amigos lo que yo he perdido por confiar demasiado
-          No nos dediquemos a vivir el pasado como si fuera a condenarnos siempre –dijo Denzel, poniéndole una mano en el hombro a su compañero.- Centrémonos en lo que tenemos entre manos en este preciso instante

Hawk asintió y extendió en el suelo un improvisado mapa hecho sobre tela rasgada. No estaba muy bien dibujado, y cualquier cartógrafo medio se hubiese reído o indignado ante aquella pieza de arte abstracto.
No obstante, cumplía perfectamente con su papel práctico.

-          Este es el mapa del puerto de Teheris- dijo Hawk, señalando el extremo izquierdo del mapa- Aquí está el edificio que están utilizando como prisión provisional. En una semana, lo vaciaran, con los métodos que consideren adecuados

Para todos, fue muy evidente que solo tres o cuatro de la veintena de presos seguirían vivos, pues el método sin duda más adecuado para vacían una celda era eliminar aquello que la ocupaba.

-          El contacto estará en la única taberna del muelle- continuó Hawk- No es un antro, pero tampoco es lo más selecto que hayáis visto nunca. Allí nos reuniremos y nos dirá cómo entrar y en qué celda está Lyra
-          ¿Y si es una trampa? –preguntó Bardo, mirando el mapa
-          Bueno, pocas opciones tenemos. –respondió el joven rebelde- No os pido que participéis, ni nunca lo haré. Si no deseáis arriesgaros, nada ni nadie os ata a esta empresa.
-          ¿No nos harás jurar sobre una espada? –dijo Denzel, poniendo cara dramática- ¡Pero si esa es mi parte favorita de toda rebelión!

Algunos rieron por lo bajo, otros medio sonrieron, borrada ya la nube que se había generado hablando del traidor y de su posible identidad. Hawk sabía que ese tema iba a ser el motor de la mayor parte de los problemas en el futuro próximo y lejano, pero no encontraba el modo de solventar esa cuestión por mucho que le diera vueltas.
Salvo, claro estaba, matar al traidor.

-          En cualquier caso, he hablado con un par de contactos que tengo- continuó- y me han dicho que entrar en la cárcel no es un problema, ni tampoco salir. El problema en si es llegar hasta ella
-          Intuyo que cuando dices contactos, hablas de Marta la pescadera –dijo Dante, sonriendo y dejando de pulir la espada para empezar con otra- Su marido había trabajado allí antes de perder la pierna
-          Si...han prometido ayudarnos si de vez en cuando les ayudamos nosotros –Hawk se encogió de hombros- Según me ha dicho, la cárcel está en lo más alto de un acantilado, y hasta ella sólo se puede llegar por un abrupto camino de piedras. Fuertemente custodiado por patrullas frecuentes.
-          ¿Y cómo piensa nuestro contacto llegar hasta arriba? –dijo Víctor, lanzando un bufido- ¿Volando? ¿Escalando? ¿Uno hace de carnaza y los demás van corriendo? Cualquier opción me parece igual de mala
-          No lo sé, pero...creo que lo mejor es estar preparado a cualquier cosa.

Se hizo el silencio mientras todos meditaban sobre los pasos a seguir, sobre los riesgos que iban a correr, sobre lo que podían ganar si el milagro ocurría y todo salía como era de esperar. Dante parecía abstraído puliendo las espadas, añadiendo el agudo sonido del metal siendo rozado al crepitar crujiente del fuego. Denzel miraba el mapa con el ceño levemente fruncido, escudriñando las líneas mal dibujadas mientras su mente divagaba sobre posibles vías de escape, pues no creía que todo aquello pudiera terminar fácilmente.
Víctor también miraba el mapa, pero su mente se hallaba lejos, muy lejos, perdida en mundos y pensamientos que no quería compartir. Bardo iba echando de vez en cuando miradas al recién llegado dormido, sabiendo que darle demasiadas vueltas al plan no iba a servir más que para darle dolor de cabeza.
Y Hawk se debatía por quinceava vez entre si debía dejarse llevar por la confianza en su nueva socia, o en si hacer caso de su prudencia.

Era como si la noche les hubiera dejado agotados, como si la expectativa de escuchar la historia que tuviera que contar un Pasku derrotado por los días de desesperación les hubiera eliminado toda posibilidad de pensar en mucho más.
Ninguno de ellos había albergado verdadera esperanza en volver a encontrarse con alguno de sus antiguos compañeros vivos. Ver a uno de ellos….era abrir peligrosamente la puerta a las posibilidades, a la creencia de que los seres queridos y los amigos de la infancia podían seguir respirando en algún lugar del mundo.
Pero daba miedo, aterrorizaba el simple hecho de que se generasen expectativas, pues si hay algo peor que aceptar la muerte es aceptar la decepción que la realidad dispara como una flecha envenenada.

De pronto, Víctor levantó la cabeza como si le hubieran tirado de los cabellos y se dirigió velozmente hasta la gran olla donde burbujeaba la cena. Empezó a remover rápidamente con el enorme cucharón de madera mientras lanzaba maldiciones e insultos.  Una leve humareda negruzca salía del estofado, y si bien seguía oliendo muy bien, el aroma a quemado inundó el claro.

Pasó un buen rato hasta que el improvisado cocinero volvió a tener bajo control la situación, momento en el que todos cogieron un bol de madera y se sirvieron una cantidad generosa de comida.
Tuvieron la deferencia de disimular las muecas cuando su lengua paladeaba algún trozo chamuscado, pues Víctor ya se había martirizado suficiente.

-          Por cierto, ¿escuchasteis lo de aquel noble? –dijo Dante, rompiendo el silencio en un tono más o menos alegre
-          ¿El qué? –preguntó Hawk, removiendo la comida un tanto desganado, pero procurando que Víctor no fuera consciente
-          Un joven heredero de una de las tierras del norte se opuso directamente al regente –explicó el tabernero, entre bocado y bocado- Lo acusó delante de todos de haber envenenado a su padre y de haber creado a Rhivarian como distracción
-          Menudo zumbado – dijo Denzel, con la boca medio llena
-          Bueno, me he acordado de él porque dicen lo van a enviar a la prisión donde se encuentra en la misma prisión que esa tal Lyra – finalizó Dante antes de levantarse a por más comida

Pasku, que hasta ese momento había estado profundamente dormido –aunque el término exacto debería ser inconsciente- se levantó con los ojos entrecerrados por la luz de la hoguera y se acercó al grupo. No tuvo que pedir que le sirvieran un plato, pues Dante al ver que despertaba ya había rellenado su plato y se lo había tendido.
El agotado y hambriento rebelde se llevó una cucharada a la boca y empezó a comer de un modo que parecía que absorbiera más que comiera. Los demás le observaron, esperando, anhelando que pronunciara al fin alguna palabra, la que fuera, pero sin atreverse a decirle nada por si el mero hecho de tentar la suerte los condenara a todos.

El rebelde derrotado lo sabía. Pero tampoco tenía mucha idea de qué debía decir exactamente. Nunca había tenido una gran habilidad para las palabras, y mucho menos cuando sólo era portador de malos recuerdos y pocas esperanzas.

-          El estofado está pastoso –dijo, sin que a su mente acudiera nada mejor, y haciendo que Víctor arqueara una ceja sin saber muy bien si creerse lo que oía-…y algo quemado. Pero es lo mejor que he comido en una semana.
-          Hmpf –dijo Víctor, ignorando la sonrisilla de satisfacción de Bardo- Se acabó, es la última noche que me toca hacer la cena.

Hawk le puso una mano al hombro de Pasku, sonriendo de un modo sincero y relajado por primera vez desde que viera morir a Siete.
El dolor, la frustración y la venganza subsistían, como subsistirían durante mucho tiempo, pero un rayo de sol siempre hace un poco menos helado cualquier invierno, aunque los campos sigan cubiertos de nieve.

-          Me alegro que sigas caminando entre los vivos, Pasku –dijo, sin solemnidad alguna, sólo como un compañero que se sentía aliviado
-          Bueno –dijo este, con la boca llena y la barba incipiente de su rostro manchada aquí y allí de la salsa de la comida- Yo me alegro sinceramente de haberos encontrado. Un paso más y hubiera preferido ser devorado por las ardillas que a seguir andando.
-          Veo que por lo menos te lo tomas con humor –comentó Hawk, riéndose levemente- Pero tengo que hacerte una pregunta

Pasku siguió comiendo, pero le miró fijamente. Intuía qué era lo que iba a preguntarle su antiguo compañero y no se sorprendía. Pero aún no había meditado a fondo su respuesta.
Muerto Rhivarian, ¿qué lo ataba a ese reino? Lo más seguro para él era partir, desaparecer, olvidar todo lo que había vivido y perderse en alguna región alejada del mundo donde podría recuperarse de todo lo que había vivido.
Olvidar…
Pero había cosas que no podía borrar de su cabeza sin más. Esas mismas que le habían dado fuerzas mientras se sentía desfallecer ahora lo ligaban a un destino incierto en una tierra que se le antojaba de todo menos hospitalaria.

Había conseguido sobrevivir, pero no estaba muy seguro de cómo iba a vivir a partir de aquel entonces. Ni tampoco sabía si le quedaba fuerza en su alma para luchar por algo que le parecía cada vez más imposible y lejano.

Suspiró.

-          Imagino qué es lo que me vas a preguntar, Hawk –dijo- Y también me imagino qué queréis preguntarme los demás. Ahora que tengo el estómago lleno, intentaré satisfacer vuestra necesaria curiosidad
Se acercó más al fuego, intentando quitarse un frío que se le había pegado al cuerpo como una enfermedad incurable. Volvía a sentir los pies, pero los notaba entumecidos y le dolían bastante, lo suficiente como para saber que durante un par de días tendría dificultades al andar.
No sabía por dónde empezar, pero tenía que hilar la historia de algún modo.

-          Los problemas empezaron hace más o menos tres meses –dijo, hablando bajo y con un tono de voz grave, como si no quisiera que el bosque escuchara más de lo necesario- Vosotros siempre estuvisteis un poco al margen de la organización y eso es lo que os salvó. Os quedabais en la ciudad y erais nos ayudabais desde allí. Pero los demás nos íbamos moviendo de campamento en campamento, huyendo con éxito antes de que pudieran olerse nada.

Hizo una pausa para llevarse más estofado a la boca, pues su estómago no estaba dispuesto a pasar más horas sin sentirse henchido. Y Pasku encontraba mucho placer en responder a los mandatos de su apetito, tantos días ignorado.

-          Pero un día, descubrimos que la guardia nos esperaba en el escondite que habíamos preparado. Tuvimos que huir e improvisar. –Continuó- Al principio no fue un problema, pero cuando se repitió una y otra vez….empezamos a sentirnos cansados, temerosos y, bueno, desconfiados.
-          Entonces, es cierto que había un traidor –dijo Bardo, mirando las llamas ondeantes mientras estas devoraban las ramas que de vez en cuando él echaba
-          Nunca se llegó a saber con seguridad. –respondió Pasku- Pero me cuesta creer que no fuera así. Eran demasiadas casualidades, demasiada mala suerte. Al final, nos tuvimos que arriesgar.

La mente de Pasku vivía una extraña lucha entre el deseo de explicar la historia y el creciente interés de huir de aquellos recuerdos, y eso se notaba en su voz, cada vez más lúgubre y distraída.

-          Decidimos que la mayoría de nosotros volvería con sus familias durante un tiempo –dijo, pasando el plato vacío a Dante con un gesto para que se lo volviera a llenar, cosa que el tabernero hizo amablemente- Y los que no pudiéramos ir a ningún sitio, seguiríamos vagando, aunque entonces seríamos menos y sería más sencillo. Poco después, nos enteramos que los que habían ido a sus casas habían muerto, junto a sus esposas e hijos, en manos de la guardia. Aquello fue la gota que colmó el vaso.

Dante le tendió el plato y Pasku removió un poco con la cuchara el contenido, notando el hambre pero también un nudo en el cuello que le hacía imposible el tragar nada.

-          Nos sentíamos todos cada vez más tensos. Resultaba muy difícil desconfiar de los amigos, pero también era imposible mantener la moral alta cuando escuchabas o veías con tus propios ojos las granjas de tus compañeros quemadas hasta los cimientos con los cuerpos colgados de un árbol cercano como advertencia hacia nosotros.  Empezamos a tener miedo, a dormir poco, a debilitarnos. Sabíamos que eso era exactamente lo que esperaban que hiciéramos, pero no podíamos evitarlo. El que regresaba a casa, inexplicablemente, moría, como si la Parca hubiera realizado una lista con nuestros nombres y nos fuera matando uno a uno.  –Pasku respiró hondo y se tragó una cucharada generosa, masticando con fuerza- Un día, discutí con Siete, por una tontería. Él estaba de mal humor porque había tenido un enfrentamiento con Dhaos y lo quería pagar conmigo porque había utilizado su cuchillo para reparar un arco. Me fui a dar un paseo para despejar el mal humor. Y la suerte me salvó.

Bardo seguía mirando las llamas, pero sus oídos estaban muy pendientes de la historia, al igual que Dante o Víctor. Denzel seguía comiendo, pero de vez en cuando dejaba de mirar a Pasku para observar abstraído su plato, como si en el fondo de la comida pudiera encontrar respuesta a preguntas que nadie le iba a responder. Hawk, siendo más propio de él otro tipo de reacciones, tenía las manos apretadas con los nudillos blancos, pero el rostro intentaba mantenerse sereno.

-          Cuando volví, escuché gritos y espadas chocando. Llegué tarde –volvió a respirar hondo, dejando el plato apartado momentáneamente, pues en esos instantes no se sentía con ganas de seguir devorando- No me considero un cobarde por no haberme lanzado en la pelea, pues cuando me acerqué oculto entre los arbustos, ya había terminado todo. La mitad estaban muertos y los otros capturados. Estaba toda la guardia, creo que no se dejaron ningún soldado en los cuarteles. Temí por ser descubierto y me quedé inmóvil en mi sitio, hasta que todos se hubieron ido. Entonces, huí y vagué como alma en pena, hasta que os he encontrado a vosotros.
-          De los que habían muerto… ¿Quién…?
-          No estaba Ayla, Víctor –respondió Pasku, notando como en el rostro de su compañero se dibujaba un alivio evidente. Sin embargo, el rebelde sabía que lo siguiente que iba a decir volvería a colocar una máscara de preocupación en el soldado- Estaba con los capturados, pero la pusieron en un grupo distinto al de Siete. No sé dónde está ahora.
-          ¿Separaron grupos? –preguntó Denzel, sin comprender- ¿Por qué?
-          No estoy seguro, pero es posible que pensaran que lo más seguro para evitar rescates era dividir Rhivarian en distintas prisiones –respondió Pasku, recuperando el plato- Supongo que pensaban que éramos más e intentaríamos salvarles.

Se hizo el silencio de nuevo, mientras todos asimilaban la información. No era que la información de Pasku fuera especialmente novedosa, pero era…mucho más próxima que cualquiera que hubieran escuchado. Era como el punto final a una frase que ya sabía que debía terminar.

-          Pasku…-dijo Hawk, intentando controlar el ácido de la ira y el dolor en su pecho, pero sin poder dominar la tristeza-…Aún no has respondido a mi pregunta

El interpelado siguió comiendo, en silencio. Por alguna razón, se sentía agotado después de haber contado todo aquello, como si en vez de sentir alivio y liberación la carga se hubiese vuelto aún más pesada.

-          No sé si voy a seguir luchando –respondió, al fin- No sé si quiero. No quería antes. A mí la justicia o…el bienestar del pueblo me importan pero se arriesgaba demasiado para conseguir muy poco. Yo no luchaba para conseguir un bien, yo luchaba…por amigos que están muertos. Y los que quedan vivos, quieren morir como ellos. –suspiró profundamente, como librándose de algo que lo oprimiese, una decisión difícil de tomar- Pero no puedo irme. Así que…puedes contar conmigo.


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