El fuego crepitaba y el estofado (meloso o pastoso, según a quien se le
preguntase) burbujeaba en la olla desprendiendo un agradable olor que incitaba
a devorar con desenfreno.
Sin embargo, pocos estaban pendientes de la comida, cosa que más tarde más
de uno más tarde lamentaría. Todas las miradas estaban fijas en el hombre que
dormitaba agotado en uno de los camastros improvisados que se habían hecho para
pasar la noche al raso.
Denzel fue el primero que rompió el silencio.
-
Creía que
había muerto con los demás –empezó a decir, siendo el que más cerca del fuego
estaba sentado- Me alegra ver que por lo menos alguien se pudo salvar
-
Quién sabe,
puede que haya alguno más – comentó Dante, que estaba junto al soldado puliendo
alguna de las espadas
Víctor, sentado a la derecha de Denzel, le echó un par de miradas
desconfiadas a un Pasku profundamente dormido, que si no roncaba, era porque su
cuerpo no tenía energía para ello.
-
Yo lo aprecio
como el que más –dijo, en un tono seco- pero si mal no recuerdo, estamos
buscando a un traidor
-
¿Y crees que
es él? –dijo Dante, arqueando una ceja y en un tono de incredulidad poco
disimulado- Sinceramente, yo antes sospecharía de mi mismo
-
No tiene
mucho sentido que sea él –dijo Hawk, que estaba de pie junto al fuego- No
parece que lo hayan cubierto de oro, precisamente. Además, he visto carteles en
algunos sitios con su cara
-
No me gusta
desconfiar de él –continuó Víctor- también es amigo mío. Pero no es muy
inteligente olvidar que alguien nos vendió y que ese individuo sigue por ahí.
Podría ser cualquiera.
-
Si, podría-
dijo Bardo, echando una ramita al fuego, que crepitó con más fuerza- O podrías
ser tú, intentando que desconfiemos de él para librarte. O podría ser Hawk.
¿Pero qué vamos a hacer? ¿Desconfiar los unos de los otros y dormir siempre con
los dos ojos abiertos?
Víctor frunció el ceño y apoyó su barbilla en su mano, con el codo en la
rodilla. Su expresión no era la de alguien molesto por los comentarios de su
compañero, sino la de alguien que aún tiene demasiado presente una herida que
ni siquiera ha empezado a sanar.
-
Yo sólo digo
que no podemos ser tan estúpidos de nuevo- el tono era menos seco, algo más
relajado, pero algo en su voz indicaba a los demás que sus pensamientos eran
lóbregos- No son solo amigos lo que yo he perdido por confiar demasiado
-
No nos
dediquemos a vivir el pasado como si fuera a condenarnos siempre –dijo Denzel,
poniéndole una mano en el hombro a su compañero.- Centrémonos en lo que tenemos
entre manos en este preciso instante
Hawk asintió y extendió en el suelo un improvisado mapa hecho sobre tela
rasgada. No estaba muy bien dibujado, y cualquier cartógrafo medio se hubiese
reído o indignado ante aquella pieza de arte abstracto.
No obstante, cumplía perfectamente con su papel práctico.
-
Este es el
mapa del puerto de Teheris- dijo Hawk, señalando el extremo izquierdo del mapa-
Aquí está el edificio que están utilizando como prisión provisional. En una
semana, lo vaciaran, con los métodos que consideren adecuados
Para todos, fue muy evidente que solo tres o cuatro de la veintena de
presos seguirían vivos, pues el método sin duda más adecuado para vacían una
celda era eliminar aquello que la ocupaba.
-
El contacto estará
en la única taberna del muelle- continuó Hawk- No es un antro, pero tampoco es
lo más selecto que hayáis visto nunca. Allí nos reuniremos y nos dirá cómo
entrar y en qué celda está Lyra
-
¿Y si es una
trampa? –preguntó Bardo, mirando el mapa
-
Bueno, pocas
opciones tenemos. –respondió el joven rebelde- No os pido que participéis, ni
nunca lo haré. Si no deseáis arriesgaros, nada ni nadie os ata a esta empresa.
-
¿No nos harás
jurar sobre una espada? –dijo Denzel, poniendo cara dramática- ¡Pero si esa es
mi parte favorita de toda rebelión!
Algunos rieron por lo bajo, otros medio sonrieron, borrada ya la nube que
se había generado hablando del traidor y de su posible identidad. Hawk sabía
que ese tema iba a ser el motor de la mayor parte de los problemas en el futuro
próximo y lejano, pero no encontraba el modo de solventar esa cuestión por
mucho que le diera vueltas.
Salvo, claro estaba, matar al traidor.
-
En cualquier
caso, he hablado con un par de contactos que tengo- continuó- y me han dicho
que entrar en la cárcel no es un problema, ni tampoco salir. El problema en si
es llegar hasta ella
-
Intuyo que
cuando dices contactos, hablas de Marta la pescadera –dijo Dante, sonriendo y
dejando de pulir la espada para empezar con otra- Su marido había trabajado allí
antes de perder la pierna
-
Si...han
prometido ayudarnos si de vez en cuando les ayudamos nosotros –Hawk se encogió
de hombros- Según me ha dicho, la cárcel está en lo más alto de un acantilado,
y hasta ella sólo se puede llegar por un abrupto camino de piedras. Fuertemente
custodiado por patrullas frecuentes.
-
¿Y cómo
piensa nuestro contacto llegar hasta arriba? –dijo Víctor, lanzando un bufido-
¿Volando? ¿Escalando? ¿Uno hace de carnaza y los demás van corriendo? Cualquier
opción me parece igual de mala
-
No lo sé,
pero...creo que lo mejor es estar preparado a cualquier cosa.
Se hizo el silencio mientras todos meditaban sobre los pasos a seguir,
sobre los riesgos que iban a correr, sobre lo que podían ganar si el milagro
ocurría y todo salía como era de esperar. Dante parecía abstraído puliendo las
espadas, añadiendo el agudo sonido del metal siendo rozado al crepitar
crujiente del fuego. Denzel miraba el mapa con el ceño levemente fruncido,
escudriñando las líneas mal dibujadas mientras su mente divagaba sobre posibles
vías de escape, pues no creía que todo aquello pudiera terminar fácilmente.
Víctor también miraba el mapa, pero su mente se hallaba lejos, muy lejos,
perdida en mundos y pensamientos que no quería compartir. Bardo iba echando de
vez en cuando miradas al recién llegado dormido, sabiendo que darle demasiadas
vueltas al plan no iba a servir más que para darle dolor de cabeza.
Y Hawk se debatía por quinceava vez entre si debía dejarse llevar por la
confianza en su nueva socia, o en si hacer caso de su prudencia.
Era como si la noche les hubiera dejado agotados,
como si la expectativa de escuchar la historia que tuviera que contar un Pasku
derrotado por los días de desesperación les hubiera eliminado toda posibilidad
de pensar en mucho más.
Ninguno de ellos había albergado verdadera
esperanza en volver a encontrarse con alguno de sus antiguos compañeros vivos.
Ver a uno de ellos….era abrir peligrosamente la puerta a las posibilidades, a
la creencia de que los seres queridos y los amigos de la infancia podían seguir
respirando en algún lugar del mundo.
Pero daba miedo, aterrorizaba el simple hecho de
que se generasen expectativas, pues si hay algo peor que aceptar la muerte es
aceptar la decepción que la realidad dispara como una flecha envenenada.
De pronto, Víctor levantó la cabeza como si le
hubieran tirado de los cabellos y se dirigió velozmente hasta la gran olla
donde burbujeaba la cena. Empezó a remover rápidamente con el enorme cucharón
de madera mientras lanzaba maldiciones e insultos. Una leve humareda negruzca salía del
estofado, y si bien seguía oliendo muy bien, el aroma a quemado inundó el
claro.
Pasó un buen rato hasta que el improvisado cocinero volvió a tener bajo
control la situación, momento en el que todos cogieron un bol de madera y se
sirvieron una cantidad generosa de comida.
Tuvieron la deferencia de disimular las muecas cuando su lengua paladeaba
algún trozo chamuscado, pues Víctor ya se había martirizado suficiente.
-
Por cierto,
¿escuchasteis lo de aquel noble? –dijo Dante, rompiendo el silencio en un tono
más o menos alegre
-
¿El qué?
–preguntó Hawk, removiendo la comida un tanto desganado, pero procurando que
Víctor no fuera consciente
-
Un joven
heredero de una de las tierras del norte se opuso directamente al regente –explicó
el tabernero, entre bocado y bocado- Lo acusó delante de todos de haber
envenenado a su padre y de haber creado a Rhivarian como distracción
-
Menudo
zumbado – dijo Denzel, con la boca medio llena
-
Bueno, me he
acordado de él porque dicen lo van a enviar a la prisión donde se encuentra en
la misma prisión que esa tal Lyra – finalizó Dante antes de levantarse a por
más comida
Pasku, que hasta ese momento había estado profundamente dormido –aunque el
término exacto debería ser inconsciente- se levantó con los ojos entrecerrados
por la luz de la hoguera y se acercó al grupo. No tuvo que pedir que le
sirvieran un plato, pues Dante al ver que despertaba ya había rellenado su
plato y se lo había tendido.
El agotado y hambriento rebelde se llevó una cucharada a la boca y empezó a
comer de un modo que parecía que absorbiera más que comiera. Los demás le
observaron, esperando, anhelando que pronunciara al fin alguna palabra, la que
fuera, pero sin atreverse a decirle nada por si el mero hecho de tentar la suerte
los condenara a todos.
El rebelde derrotado lo sabía. Pero tampoco tenía mucha idea de qué debía
decir exactamente. Nunca había tenido una gran habilidad para las palabras, y
mucho menos cuando sólo era portador de malos recuerdos y pocas esperanzas.
-
El estofado
está pastoso –dijo, sin que a su mente acudiera nada mejor, y haciendo que
Víctor arqueara una ceja sin saber muy bien si creerse lo que oía-…y algo
quemado. Pero es lo mejor que he comido en una semana.
-
Hmpf –dijo
Víctor, ignorando la sonrisilla de satisfacción de Bardo- Se acabó, es la
última noche que me toca hacer la cena.
Hawk le puso una mano al hombro de Pasku, sonriendo de un modo sincero y
relajado por primera vez desde que viera morir a Siete.
El dolor, la frustración y la venganza subsistían, como subsistirían
durante mucho tiempo, pero un rayo de sol siempre hace un poco menos helado
cualquier invierno, aunque los campos sigan cubiertos de nieve.
-
Me alegro que
sigas caminando entre los vivos, Pasku –dijo, sin solemnidad alguna, sólo como
un compañero que se sentía aliviado
-
Bueno –dijo
este, con la boca llena y la barba incipiente de su rostro manchada aquí y allí
de la salsa de la comida- Yo me alegro sinceramente de haberos encontrado. Un
paso más y hubiera preferido ser devorado por las ardillas que a seguir
andando.
-
Veo que por
lo menos te lo tomas con humor –comentó Hawk, riéndose levemente- Pero tengo
que hacerte una pregunta
Pasku siguió comiendo, pero le miró fijamente. Intuía qué era lo que iba a
preguntarle su antiguo compañero y no se sorprendía. Pero aún no había meditado
a fondo su respuesta.
Muerto Rhivarian, ¿qué lo ataba a ese reino? Lo más seguro para él era
partir, desaparecer, olvidar todo lo que había vivido y perderse en alguna
región alejada del mundo donde podría recuperarse de todo lo que había vivido.
Olvidar…
Pero había cosas que no podía borrar de su cabeza sin más. Esas mismas que
le habían dado fuerzas mientras se sentía desfallecer ahora lo ligaban a un
destino incierto en una tierra que se le antojaba de todo menos hospitalaria.
Había conseguido sobrevivir, pero no estaba muy seguro de cómo iba a vivir
a partir de aquel entonces. Ni tampoco sabía si le quedaba fuerza en su alma
para luchar por algo que le parecía cada vez más imposible y lejano.
Suspiró.
-
Imagino qué
es lo que me vas a preguntar, Hawk –dijo- Y también me imagino qué queréis
preguntarme los demás. Ahora que tengo el estómago lleno, intentaré satisfacer
vuestra necesaria curiosidad
Se acercó más al fuego, intentando quitarse un frío que se le había pegado
al cuerpo como una enfermedad incurable. Volvía a sentir los pies, pero los
notaba entumecidos y le dolían bastante, lo suficiente como para saber que
durante un par de días tendría dificultades al andar.
No sabía por dónde empezar, pero tenía que hilar la historia de algún modo.
-
Los problemas
empezaron hace más o menos tres meses –dijo, hablando bajo y con un tono de voz
grave, como si no quisiera que el bosque escuchara más de lo necesario-
Vosotros siempre estuvisteis un poco al margen de la organización y eso es lo
que os salvó. Os quedabais en la ciudad y erais nos ayudabais desde allí. Pero
los demás nos íbamos moviendo de campamento en campamento, huyendo con éxito
antes de que pudieran olerse nada.
Hizo una pausa para llevarse más estofado a la boca, pues su estómago no
estaba dispuesto a pasar más horas sin sentirse henchido. Y Pasku encontraba
mucho placer en responder a los mandatos de su apetito, tantos días ignorado.
-
Pero un día,
descubrimos que la guardia nos esperaba en el escondite que habíamos preparado.
Tuvimos que huir e improvisar. –Continuó- Al principio no fue un problema, pero
cuando se repitió una y otra vez….empezamos a sentirnos cansados, temerosos y,
bueno, desconfiados.
-
Entonces, es
cierto que había un traidor –dijo Bardo, mirando las llamas ondeantes mientras
estas devoraban las ramas que de vez en cuando él echaba
-
Nunca se
llegó a saber con seguridad. –respondió Pasku- Pero me cuesta creer que no
fuera así. Eran demasiadas casualidades, demasiada mala suerte. Al final, nos
tuvimos que arriesgar.
La mente de Pasku vivía una extraña lucha entre el deseo de explicar la
historia y el creciente interés de huir de aquellos recuerdos, y eso se notaba
en su voz, cada vez más lúgubre y distraída.
-
Decidimos que
la mayoría de nosotros volvería con sus familias durante un tiempo –dijo,
pasando el plato vacío a Dante con un gesto para que se lo volviera a llenar,
cosa que el tabernero hizo amablemente- Y los que no pudiéramos ir a ningún
sitio, seguiríamos vagando, aunque entonces seríamos menos y sería más
sencillo. Poco después, nos enteramos que los que habían ido a sus casas habían
muerto, junto a sus esposas e hijos, en manos de la guardia. Aquello fue la
gota que colmó el vaso.
Dante le tendió el plato y Pasku removió un poco con la cuchara el
contenido, notando el hambre pero también un nudo en el cuello que le hacía
imposible el tragar nada.
-
Nos sentíamos
todos cada vez más tensos. Resultaba muy difícil desconfiar de los amigos, pero
también era imposible mantener la moral alta cuando escuchabas o veías con tus
propios ojos las granjas de tus compañeros quemadas hasta los cimientos con los
cuerpos colgados de un árbol cercano como advertencia hacia nosotros. Empezamos a tener miedo, a dormir poco, a debilitarnos.
Sabíamos que eso era exactamente lo que esperaban que hiciéramos, pero no
podíamos evitarlo. El que regresaba a casa, inexplicablemente, moría, como si
la Parca hubiera realizado una lista con nuestros nombres y nos fuera matando
uno a uno. –Pasku respiró hondo y se
tragó una cucharada generosa, masticando con fuerza- Un día, discutí con Siete,
por una tontería. Él estaba de mal humor porque había tenido un enfrentamiento
con Dhaos y lo quería pagar conmigo porque había utilizado su cuchillo para
reparar un arco. Me fui a dar un paseo para despejar el mal humor. Y la suerte
me salvó.
Bardo seguía mirando las llamas, pero sus oídos estaban muy pendientes de
la historia, al igual que Dante o Víctor. Denzel seguía comiendo, pero de vez
en cuando dejaba de mirar a Pasku para observar abstraído su plato, como si en
el fondo de la comida pudiera encontrar respuesta a preguntas que nadie le iba
a responder. Hawk, siendo más propio de él otro tipo de reacciones, tenía las
manos apretadas con los nudillos blancos, pero el rostro intentaba mantenerse
sereno.
-
Cuando volví,
escuché gritos y espadas chocando. Llegué tarde –volvió a respirar hondo,
dejando el plato apartado momentáneamente, pues en esos instantes no se sentía
con ganas de seguir devorando- No me considero un cobarde por no haberme
lanzado en la pelea, pues cuando me acerqué oculto entre los arbustos, ya había
terminado todo. La mitad estaban muertos y los otros capturados. Estaba toda la
guardia, creo que no se dejaron ningún soldado en los cuarteles. Temí por ser
descubierto y me quedé inmóvil en mi sitio, hasta que todos se hubieron ido.
Entonces, huí y vagué como alma en pena, hasta que os he encontrado a vosotros.
-
De los que
habían muerto… ¿Quién…?
-
No estaba Ayla,
Víctor –respondió Pasku, notando como en el rostro de su compañero se dibujaba
un alivio evidente. Sin embargo, el rebelde sabía que lo siguiente que iba a
decir volvería a colocar una máscara de preocupación en el soldado- Estaba con
los capturados, pero la pusieron en un grupo distinto al de Siete. No sé dónde
está ahora.
-
¿Separaron
grupos? –preguntó Denzel, sin comprender- ¿Por qué?
-
No estoy
seguro, pero es posible que pensaran que lo más seguro para evitar rescates era
dividir Rhivarian en distintas prisiones –respondió Pasku, recuperando el
plato- Supongo que pensaban que éramos más e intentaríamos salvarles.
Se hizo el silencio de nuevo, mientras todos asimilaban la información. No
era que la información de Pasku fuera especialmente novedosa, pero era…mucho
más próxima que cualquiera que hubieran escuchado. Era como el punto final a
una frase que ya sabía que debía terminar.
-
Pasku…-dijo
Hawk, intentando controlar el ácido de la ira y el dolor en su pecho, pero sin
poder dominar la tristeza-…Aún no has respondido a mi pregunta
El interpelado siguió comiendo, en silencio. Por alguna razón, se sentía
agotado después de haber contado todo aquello, como si en vez de sentir alivio
y liberación la carga se hubiese vuelto aún más pesada.
-
No sé si voy
a seguir luchando –respondió, al fin- No sé si quiero. No quería antes. A mí la
justicia o…el bienestar del pueblo me importan pero se arriesgaba demasiado
para conseguir muy poco. Yo no luchaba para conseguir un bien, yo luchaba…por
amigos que están muertos. Y los que quedan vivos, quieren morir como ellos.
–suspiró profundamente, como librándose de algo que lo oprimiese, una decisión
difícil de tomar- Pero no puedo irme. Así que…puedes contar conmigo.
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